Su mañana es una mañana,como otra cualquiera.Una mañana de espera.
Se detienen sus pasos,tras cruzar la carretera,frente la puerta de ultramarinos.
Se remanga la falda y se sienta en el bordillo.
Y así pasa la mañana esperando una moneda.
La mujer que limpia casas hoy le invento a comer pollo.
El hombre de las naranjas le dio el postre,un turrón duro.
Hoy fue un día generoso,el estomago no hizo ruido.
Pero hay días que se escucha un gran concierto.
Las tripas no le dan tregua a su cuerpecito estrecho.
Con apenas quince años,en la calle mendigando.
Yo le miro a los ojos cuando entro a trabajar,y me cuesta tragar su difícil realidad.
Dentro me transformo ,soy una materia mas.
y me toca a mi echarla del escalón del portal.
Mi mirada ha de ser fría,no se puede quebrar.
Y le digo que se marche que no se puede quedar.
Y yo me pregunto,que pensara,y si no hace daño a nadie,y si solo quiere pan.
Cuando tiene unas monedas entra y conpra un pequeño pastel,de chocolate,no se porque.
Supongo que donde vivió,no lo comió jamas,y es un manjar de dioses para su pobre paladar.
Disimula y da unas vueltas,luego se vuelve a sentar.
Me mantiene la mirada,ahora quien la baja soy yo.
Diré que no la vi,que no me di cuenta,quizás.
Al fin al cabo,a mi que mas me da,sino hace eso,robara para comer.
Y sera el remedio peor que la enfermedad.
Ayer me dijo adiós y feliz navidad,chapurreando el español.
Yo le dije que igualmente,aunque las dos sabemos que eso no sera verdad.
Que mientras yo como en casa con los mios ,ella estará durmiendo en cualquier portal.